Tras 3 meses de inactividad, volvemos a reandar el camino que recorríamos. Ahora lo hacemos desde una nueva normalidad que nos invita a que la huella que quede de la civilización sea la del respeto y la consideración.
La mejor manera de aprender a vivir de nuevo es hacerlo paso a paso. Regresar a caminar los senderos que la naturaleza volvió a pintar para que tú vuelvas a poner tus pies en ellos. Volver a reandar el camino desde el área más pura, donde el aire es más limpio y donde la polución bajó sus niveles al mínimo.
Desde las zonas verdes del planeta vamos a caminar porque caminar por el campo o los bosques aporta unos efectos que son muy beneficiosos tanto para el cuerpo como para la mente.
RECOMENDADO por escritores y psicólogos: reandar el camino en la naturaleza un mínimo de 90 minutos reduce las preocupaciones
Escritores como Antonio Machado hablaron de lo bien que les hacía pasear por la naturaleza para el desarrollo de su creatividad y razonamiento. Andar unos 90 minutos por un entorno natural permite reducir las preocupaciones y disminuyen los niveles de ansiedad.
Los psicólogos Ruth Ann Atchley y David Strayer hicieron la prueba e invitaron a algunos participantes a dejar en casa sus dispositivos móviles y toda la tecnología que tuvieran para tener unos días de des-conexión en la naturaleza.
Cuando los participantes regresaron a sus rutinas, los psicólogos comprobaron que sus resultados mejoraron en un 50 %. Por tanto concluyeron que 4 días de des-conexión y trekking son suficientes para que la creatividad vuelva a fluir.
Además de que caminar por la naturaleza puede llegar a quemar de 400 a 700 calorías por hora. También potencia la memoria y aumenta la autoestima. No hay duda de que andar en la naturaleza permite que nuestra mente se deje llevar por la calma, el asombro y los pensamientos positivos.
Y para abrirnos la mente y permitirnos que nos entren las ideas más productivas, hoy caminamos por el Parque Nacional Peneda-Gerés, la única zona protegida del país luso catalogada como Parque Nacional. Nombrado desde 1971 se sitúa al noroeste de Portugal entre Alto Minho y Trás-os-Montes y hace frontera con España.
Un parque en el que se integra un bosque de robles único en Portugal y en el que se encuentran especies endémicas como el lirio de Gerés que le da color (azul y violeta) al lugar. A través de las sierras de Peneda, Soajo, Amarela y Gerés discurren ríos y riachuelos que se precipitan en cascadas y desembocan en embalses.
Para proteger el entorno del Parque Nacional da Peneda-Gerés se procurarán regular y controlar las visitas masivas de turistas al lugar
Hay varias rutas que se pueden realizar en esta zona pero la que mencionaremos a continuación será el sendero circular Trilho da Preguiça.
Esta es una ruta cortita, de 5 km de longitud que comienza a unos 3 km de la Vila do Gerés, una aldea turística que se encuentra integrada en el Parque Nacional da Peneda-Gerés. El pueblo está en el valle del río Gerés y en él hay un balneario y termas que hacen del sitio el lugar ideal para disfrutar de un descanso merecido después de recorrer sus senderos.
La ruta comienza por un camino empedrado ascendente. Esta es la ruta antigua de los romeros que peregrinaban hasta el santuario Nossa Senhora da Peneda, uno de los lugares más visitados junto a Sao Bento da Porta Aberta y Bom Jesus do Monte.
El Parque Nacional Peneda-Gerés, en el intento de evitar una llegada masiva de visitantes al sitio que puedan perjudicar su entorno apela a la responsabilidad de los turistas.